05 diciembre 2011
Reseña a Biophilia > Björk
Moon: Frágil, lozana, impecable, gradual, evanescente, luminosa, ingenua. “Moon” explota el lado más cariñoso de Björk en medio de impostaciones vocales y modulaciones que se dejan caer con una instrumentación sin recargos sonoros más allá de ciertos golpes y desde un arpa como telón constante de fondo. Una narración calmada, hermosa, a momentos desgarrada pero sin romperse pues es acompañada/compensada de sutiles y estirados hilos sonoros. Un tema para la concentración y la creación del amor, sobre la base de una amistosa voz en la que recaen los focos, a momentos apoyada por un fiel, no fundamental, pero estupendo coro. (8/10)
Thunderbolt: Una voz seca, imponente y un sonido tipo pianístico (órgano) típico de escenario/rito matrimonial, acentuando la voz de la cantante, dan paso a un sonido con dardo eléctrico y crudo en varias frecuencias cual indicador sísmico (tesla coil), más espectacular en vivo que en su traspaso al cd de audio. Un tema de medio tiempo, que destaca fundamentalmente por la idea, más importante que la estructura del tema. La idea es hacer sonar la fuerza del dominante movimiento de electrones. Los puentes de sonido son lo más interesante de este trabajo, así como la breve impostación cerca del minuto 3 a modo de coro, hasta llegar al espectacular cierre final, acentuando el collage eléctrico, lento, espeso, punzante, visible. No es que los rayos hagan música, es la música que crea rayos. (7/10)
Crystalline: Como una cajita musical, de fondo la instrumentación de la condición sine qua non de la bella gameleste da pie al tema, rodeándolo, circulando, en definitiva, creando secuencias de seguimiento. La voz de Björk es lúcida, y es exhortada por unas voces/coros, mientras gradualmente otros instrumentos y arreglos se van uniendo, cual Bolero de Rabel, pero lo épico aquí no pretende una belleza que tenga a un oyente pasivo con sonido predecible. Cristalino es generoso en rupturas, cambios, pero sin perder la dulzura de la potencia. Después del minuto 2, el tema entroniza un ritmo galopante, lleno de fugaces sonidos de disparo en spray, como cuando te lavas los dientes, sonido espumoso, como Hierloom pero, más aspero. La calma del tema, siempre en un ascenso bastante bien medido, ajustado, se corta pasado el 4 minuto, logrando una especie de break catártico del sonido contenido (drum‘n’bass) y que refleja y entra en coherencia con el concepto del tema. El sintetizador es orgulloso, imponente, veloz, vertiginoso, es un knock out poco piadoso, ansioso, pesado, perfecto para el triunfo de la electrónica y tanto la redención de la gameleste como la ascenso del coro. (8/10)
Cosmogony: Un tema que, por un lado, destaca por la equilibrada doble fijación a la que apuesta: tanto un arreglo orquestal y composición, asi como la voz y que, por otro, nos llama a pensar en los cuerpos celestes. Una pieza maestra cuyo sonido es como si estuvieras dentro de un globo (cosmos) y este se desinflara en medio de una solemne maquinaria intestinal. Con un bello final, cual caída lenta, dispersa, Cosmogony es distinguida (continuación de Dull Flame of desire y con ello sin limitación al sonido estilo trompetas, basta señalar los sutiles tambores), y a su vez, tejida tan bien que no requieren muchas líneas descriptivas más que el placer audible. Espacial, emocional, ordenada, tu espíritu y los audífonos nunca antes sonaron tan bien. Satisfecho. Tu cuerpo está satisfecho. Imagina el amanecer del universo, la luminosidad inicial al despertar. Puedes estirarte. No hay nadie alrededor tuyo, salvo la magnificencia, los cuerpos celestes, biomasa, los cuerpos celestes, idos. (9/10)
Dark matter: Consanguíneo de Thunderbolt, este tenebroso experimental tema es como si te bañaras en petróleo en medio de una noche de brujas, fantasmas asustadizos y espantapájaros pero, carente de una teleología musical. La imagen se evidencia en voces distorsionadas, prolongados “Ooh” fantasmagóricos, mucho sonido oscuro y bajo con atmósfera desprovisto de letra y una intensidad que va y viene centrada en la voz, no en la instrumentación, en efecto, esta cerca de los 2 minutos 45 segundos casi cede completamente. Si has escuchado “Padme´s ruminations” de John Williams, esta podría ser una prima adoptada, cenicienta, pero con rostro de las hermanas. La oscuridad es espesa. Pero es que siempre lo ha sido. Cuando solamente oyes. (6/10)
Hollow: Un sonido misterioso, con textura de madera, sonoridad desde un tubo oxidado, que viene fuerte y se va, da comienzo a esta pieza. El sonido descrito y en constante, va permitiendo que la voz de Björk se vaya introduciendo de apoco, con voces similares a las de Dark matter, pero de mucho menor grosor. El golpe de sonido inicial, se pule, y se hace permanente, mientras Björk recita cual inicio de Oceanía. Hollow es un tema que hace que la voz casi se pierda en medio del sonido desafiante de fondo; difícil de atrapar, Hollow, se va descomponiendo en tan democráticos como confusos finales y degradando en su estructura a medida que avanza a los tres quintos, para aparecer un bajo con sonido típico de la imagen de rebote de pelota de goma saltarina, algo similar al bajo de Cosmogony pero aquí es menos espeso (para eso ya esta todo el tema como estructura agotadora), menos solemne y más pegote que líquido, goma. Es como si estuviéramos en una nave Jawa (John Williams/George Lucas, Star Wars, IV). Entre la madera y un juego de arremetida de frases en cuanto velocidad/ritmo como mínimo en corchea de piano y voces, la voz de Björk participa de esta solución que necesita de mucha concentración, como si fuera un hechizo de instrumentos, golpes. (7/10)
Virus: Consanguíneo de Moon, Virus es un tema delicado, similar a la Era Vespertine, imposible de no asociar a Aurora en su coro o, a Frosti. El “Ooh” prolongado que Björk alarga en la canción mientras xilófonos adornan el tema como cortina linda de fondo, es el lado b de lo que sucede en Dark matter. La belleza de la naturaleza microscópica se imprime en la composición del tema. Con muchos matices en la voz de la cantante y constantes despegues que caen en el “Ooh” armónico, y cediendo cada vez más a la intensidad de la voz y del arreglo del instrumento de fondo, que se come la canción. Con este tema vemos las fortalezas y debilidades de composición en Björk, o quizás el énfasis o huella de un estilo que, reitera estructuras de otros temas (¿para ligarlos?, ¿guiños?), pero en los que sustituye sonidos, instrumentos, luminosidad. El cierre es de ensueño. Si, ensueño es la mejor palabra, y coherente con lo dicho al inicio. (9/10)
Sacrifice: Este tema con olor a campanadas (arpa gravitatoria) e hidráulica medievales, inicia la trilogía de cierre del álbum. La voz de Björk está bien equilibrada con el sonido, y redunda en desgarro permanente que cerca del minuto dos explota. La voz de Björk es casi como una señal de enumerar un recuerdo doloroso, distante, como recordar un viaje en ferrocarril. Concidentemente la homogeneidad del tema y poca capacidad innovadora respecto a una estructura ya probada, cansina, agotada para algunos, termina con un sonido que hace recordar la fumarola de las máquinas señaladas, cual recurso de ultimo minuto que pasa como adorno compensatorio pero tardío. El tema se hace más corto que el resto. El atardecer ha empezado. (6/10)
Mutual Core: Sonido similar a Thunderbolt y Hollow (órgano), pero más limpio y con una frecuencia e intensidad inicial menor, permiten captar de igual manera la voz calmada de la cantante que termina cada frase con remarque/fuerza como si fuera recitar una poesía distante desde el núcleo terrícola para toda la galaxia (¡a caso no lo es!). Cerca de los 2 minutos y 5 segundos, unas voces muy similares a como Cosmogony inicia, acompañada de un sintetizador, beats y golpes estilo Hollow pero con la ansiedad del final de Crystalline, crean un excelente telón que se aprieta y se libera hasta calmarse como cuando las placas tectonicas se aprietan y luego liberan energías. En ese sentido, la imagen sirve mucho para explicar el sentido del tema, en efecto, las placas y capas de sonido se vuelven a apretar y vuelven a entregar la misma estructura tras un previo relato calmado. Esta vez el temblor es más poderoso cual pulso destructor y explosión de la Death Star, la energía se ha vuelvo a reunir, y la sagacidad de la composición de Björk (con un ritmo a momentos de casi rap) le hacen anotarse una de sus mejores piezas cual dardo letal en espera y misión cumplida, destellante, que nos hace evocar la fuerza de Joga en su intermedio, mas aquí el “grito” respecto de los otros temas de Biophilia no es esencialmente en su voz sino que es en una bien lograda composición cargada en sonoridad geotérmica. 9/10
Solstice: Nuevamente los “tiempos” (atmósfera epocal del sonido) de Sacrifice regresan, aunque esta vez con perfumes algo orientales. Al igual que Moon, el arreglo instrumental (a base de arpa/péndulo) permite comprender mejor la voz de Björk, pero la ecuación aquí cambia y no se hace con “x” e “y” como en Moon y Virus, como en Crystalline y Cosmogony, sino con “z” de Hollow, Sacrifice. La plenitud y la soledad, el cálculo horario, se respiran en el tema, como tranquila artesanía construida sobre instrumentos. Un tema casi desnudo, con monótono y homogéneo acompañamiento, en donde la voz de Björk es lo central, como un profuso arrozal construyéndose en tierras de Confucio, del Dao. Calmada, serena, concentrada, sencilla, fotogénica, extática. 8/10
Biophilia, incluye:
1 – Moon
2 – Thunderbolt
3 – Crystalline
4 – Cosmogony
5 – Dark Matter
6 – Hollow
7 – Virus
8 – Sacrifice
9 – Mutual Core
10 – Solstice
Puntuación total 77 / 100
Reseña por Patricio Contreras
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