La cantante llegará con su pareja y su hijo, y dejará Santiago justo después de su show del sábado 31.
No sólo será la visita más visual y tecnologizada de la próxima edición de Lollapalooza Chile: también será la más extensa y afectuosa con el territorio local. La cantante islandesa Björk, una de las figuras protagónicas del evento que se hará el 31 de marzo y 1 de abril en el Parque O'Higgins, desplegará un amplio plan de vacaciones para aprovechar su retorno a Santiago y ya delineó una agenda que va más allá del escenario.
Por ejemplo, arribará junto a parte de su familia, integrada por su pareja, el artista visual estadounidense Matthew Barney, y la hija de ambos, Isadora Bjarkardóttir Barney, de nueve años, y con quien han desarrollado una vida doméstica marcada por la cotidianidad. Con ellos, la artista viajará a Isla de Pascua luego de su presentación del día sábado -es la encargada de cerrar la primera jornada- y pretende contar varios días desconectada de la contingencia. Al menos, tiene bastante tiempo: la escala capitalina -la única que, hasta ahora, hará en Sudamérica, ya que no pasará por Lollapalooza Brasil- marca el final de uno de los tramos de su actual tour, el que muestra el álbum Biophilia (2011). Luego, su próxima parada será en mayo, para otro festival, el Sónar de Sao Paulo. Tras ello, su calendario de recitales se mueve hacia Europa.
Eso sí, la vida familiar de la voz de Army of me no es novedad. En su reciente paso por Nueva York, donde despachó una serie de ocho presentaciones, varias revistas especializadas la mostraron paseando con su hija menor tiene un varón de 26 años de otra relación- por restaurantes, teatros y tiendas comerciales.
Pero su perfil de musa aclanada y amante de la prole -razón en la que muchos fundamentan su intermitencia discográfica del último tiempo- no es lo único que ofrecerá en su tercera vez en la capital. También desplegara su cara más habitual: la de diva multimedia y sobrecargada de fetiches técnicos."En términos de montaje, es el más delicado, cuidadoso y grande que tendrá el festival", describe Anthony Guterac, encargado de producción de Lollapalooza Chile.
Y acierta: la islandesa llegará con un equipo de más de 50 personas, con 49 de ellas sobre el escenario, desglosadas en 28 coristas y otros 21 integrantes, entre músicos y bailarines. El resto son técnicos y encargados de montaje. Su escenografía se empezará a montar dos días antes de su show.
Un espectáculo que las reseñas internacionales, y que los propios mentores de la cita, califican como un cruce entre ciencia, alta tecnología y expresiones oníricas propias de su historial artístico. Además, contará con una pantalla led de amplias dimensiones en el fondo y otras dos más laterales, aparte de dos tarimas para coros y otra para un apartado voluminoso de los más diversos instrumentos.
También, y como es característico en sus periplos, viene con un juguete tecnológico de última generación: esta vez se trata de Tesla coil, una suerte de transformador desplegado en dos torres, situadas en los costados de la escena, y que proyectan rayos y efectos lumínicos hacia la audiencia. "Es un invento ajeno, pero utilizado por ella como parte integral de su espectáculo. Eso genera una interacción muy interesante", define Guterac.
Aparte de Björk, con un recital que promediará los 90 minutos y que aparecerá en el escenario Claro/LG, el ensamblado completo de toda la estructura que animará el festival comenzará a levantarse este miércoles 14. El plan de sus organizadores es superar las casi 80 mil personas que llegaron hasta el reducto durante su debut. Entradas a la venta en el sistema Puntoticket.
Fuente:
La Tercera